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En la búsqueda de fortalecer nuestro cuerpo y mente, a veces nos encontramos con métodos poco convencionales que desafían nuestros límites. Mi encuentro con el Método Wim Hof fue una de esas experiencias que no solo me sacó de mi zona de confort, sino que también me ayudó a descubrir una conexión más profunda conmigo misma. En este post, quiero compartir cómo el breathwork y la exposición al frío transformaron mi vida durante la pandemia y cómo, al final, me llevaron a una experiencia inolvidable en un retiro en Byron Bay. ¿Nos sumergimos en esta aventura de salud y autocuidado? ¡Acompáñame!
Era literalmente 2020 y estábamos aún sin saber lo que estaba por venir. El mundo estaba a unas semanas de cerrarse por completo, muchos estaríamos totalmente aislados de la gente que queríamos y de nuestra vida cotidiana. En ese momento, más que nunca, la salud iba a ser el tema principal en cualquier conversación, y las formas de mantenernos fuertes y sanos se convertirían en una prioridad para todos.
Era un momento en el que apenas se escuchaba en las noticias que los chinos estaban enfrentando un tal "Covid", pero lo veíamos tan lejos que jamás pensamos que nos alcanzaría.
Unas semanas después, ya estaba instalada en mi casa con la computadora del trabajo en el escritorio de mi cuarto, trabajando desde casa por primera vez en mi vida.
La economía se desplomó y fui de las pocas afortunadas que no se quedaron sin trabajo. Mi salario fue cortado a la mitad, pero junto con eso, la empresa pensó que lo más justo sería entonces cortar la jornada laboral a la mitad también. Por lo que si ya de por sí no tenía mucho que hacer encerrada en mi casa, además mis horas de trabajo se redujeron a solo 4 horas diarias. Así que, si algo me sobraba, era tiempo.
No sé si ustedes sean de los que piensan que nada pasa por accidente, que todo pasa por algo, pero a mí me llegó un pedacito de información que iba a cambiar el resto de mis días de pandemia.
Me senté frente a la televisión decidida a engancharme con alguna serie que me atrapara por completo, para poder llenar mis días con algo que al menos me distrajera de la locura que estábamos viviendo.
Fue cuando, dando la vuelta por Netflix, encontré la serie Goop Lab de Gwyneth Paltrow. Goop es el Wellness Blog de Gwyneth Paltrow, y, por qué no, se lanzaron a hacer una mini serie de 6 capítulos donde cada uno habla de alguna tendencia y la experiencia de su equipo haciéndola. (La verdad es que Goop es la inspiración de Root)
Hay un capítulo de ayuno, veganismo, viaje psicodélico y... frío.
Fue el capítulo 2 de esta serie el que me iba a presentar por primera vez a uno de mis personajes favoritos en el mundo: Wim Hof.
Solo su físico te invita a confiar en él y querer ser su amiga. Un viejito holandés simpático, con acento y chapitas, que resulta haber roto no sé cuántos récords mundiales y ha desafiado la lógica de la medicina moderna con su famoso Método Wim Hof, que se compone de 3 cosas:
Breathwork: Respiración
Mind: Meditación
Ice baths: Exposición al frío
Por favor, terminando de leer este blog post, corre a tu tele, prende Netflix y ve este capítulo. ¡Te darán ganas de brincar al agua fría!
En cuanto acabó el capítulo, corrí a ver a mi mamá, quien estaba pasando por un proceso de recuperación de cáncer y estaba metidísima en cualquier cosa que la ayudara a recuperar su sistema inmunológico y hacer de su cuerpo un cuerpo fuerte y sano otra vez.
—¡Mamá, tienes que ver a este señor!—
Vimos la serie y, a partir de ese momento, bajamos la app de WHM, donde cada día hacíamos una respiración guiada y comenzamos a bañarnos con agua fría.
Después de casi un año de hacer sus respiraciones, podía aguantar la respiración por casi 2 minutos y medio y bañarme con agua fría todos los días.
Igual que a la mayoría, me dio COVID, pero los síntomas fueron mínimos y me recuperé en un par de días.
Sentía mi cuerpo sano, despierto, con energía. Hacía ejercicio con gusto y ganas. Hubo días en los que dobleteé mi hora de ejercicio por tanta energía positiva que sentía.
Me considero una persona con niveles de ansiedad y estrés altos, y mientras seguí el WHM, todos mis días se vivieron de una manera mucho mejor.
Salimos de nuevo al mundo, se acabó el encierro y la cuarentena. El mundo estaba desesperado por volver a conectar. No solo en running clubs, clases de cocina grupales, estudios de ejercicio, sino también en wellness.
Empecé a notar en mis redes sociales que promocionaban las sesiones de Ice baths y Breathwork en grupo. Me identifiqué por completo y pensé: "Es mi momento para intentarlo en serio". Sin embargo, el tiempo siguió pasando y yo seguí viendo los anuncios de estos workshops, pero por alguna u otra razón nunca tuve la oportunidad de unirme a ninguno (todo pasa por algo).
Después de unos años, una nueva serie llegó a mi vida: Limitless con Chris Hemsworth. Te diría que solo por ver a Chris Hemsworth la mitad de la serie sin playera vale la pena, pero la verdad es que C.H. es el plus de la serie, porque está llena de información súper interesante sobre todas las prácticas que puedes implementar en tu vida para promover la longevidad y la salud.
Explican perfecto las razones por las que el control del estrés a través del breathwork, el ayuno, la exposición al frío y unas cuantas más ayudan a mantener tu sistema inmunológico, células, hormonas y sistemas fuertes y sanos.
Toda la serie de Limitless fue grabada en Australia, en Byron Bay.
Las tomas del lugar, su estilo de vida, la serie, todo me llamaba, y sentí un deseo gigante por conocer Australia y, en específico, Byron Bay.
Pasaba el tiempo y yo tenía mi vision board con fotitos de niñas parecidas a mí andando en bici y cafeterías de Byron Bay.
Al poco tiempo, decidí que lo que quería hacer en la vida era dedicarme al wellness y certificarme como instructora de Pilates.
Mi feed de Instagram estaba repleto de publicidad y reels de estudios de Pilates, los cuales seguía para hacer rutinas diferentes o inspirarme. Una mañana, el reel más increíble se cruzó por mi camino: era un shala de yoga en medio de una junglilla tropical, lleno de reformers de Pilates, y el título decía: "Byron Bay: Pilates Retreat".
Me pareció un llamado directo, abrí el perfil y les di follow, al tiempo que escribía en mi bucket list mental: "Ir al retiro de Pilates en Byron Bay algún día".
Una mañana, la vida me regaló la oportunidad de poder poner una palomita en mi bucket list, y de pronto ya estaba arriba del avión camino a Byron Bay con mi lugar en el Retiro de Pilates pagado y reservado.
La vida puede ser súper mágica si te abres a recibir todo lo que tiene para darte.
Cuando llegué al retiro y leí el itinerario, casi me pongo a brincar de la emoción cuando leí: 4:00 p.m. - Breathwork & Ice bath.
Era MI momento, al fin, de intentarlo. Llegamos al shala, donde hicimos algunos ejercicios de movement para calentar el cuerpo, y luego nos acostamos boca arriba para hacer las respiraciones de Wim Hof, que yo tanto conocía.
Me sentí muy cómoda haciéndolas porque llevaba mucho tiempo practicándolas, pero platicando con otras personas del retiro, me di cuenta de que puede ser un poco abrumador aguantar la respiración por 1+ minuto y luego hiperoxigenar tu cuerpo.
Eso es justo lo que hace el breathwork: llena tus células de oxígeno. Entre más oxigenes tus células, más fuertes se vuelven; tu circulación mejora y tu corazón se mantiene sano.
También, al hacer respiraciones a una velocidad rápida y profunda, pones a tu cuerpo en shock al momento de cortar el aire y contener la respiración.
Lo que estás haciendo es jugar con tu sistema simpático y parasimpático.
El sistema simpático es el sistema nervioso que aumenta la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la frecuencia respiratoria, y se activa cuando estás en modo fight-or-flight, es decir, cuando estás en peligro. Y el sistema parasimpático es el que te ayuda a regresar a tu estado normal y contrarrestar la adrenalina y el cortisol que tu cuerpo produce para reaccionar al peligro.
Esto es súper importante porque el cortisol no es tan malo como nos lo han pintado. Al contrario, activar nuestro sistema simpático está en nuestra naturaleza, y necesitamos activarlo de vez en cuando para mantener nuestros sistemas activos y funcionando.
El problema del cortisol es cuando está constantemente en tu cuerpo, sin ser contrarrestado, y en niveles súper altos, termina dañando y debilitando tu sistema inmunológico.
Los ice baths no solo ponen a tu cuerpo en un estado de shock al instante, sino que, a base de respiración y control, aprendes a controlar tu sistema simpatico y parasimpático dentro de la situación de "riesgo".
Esto, eventualmente, te ayudará a super fortalecer tu sistema inmunológico y a poder tener control sobre tu ansiedad, estrés, falta de sueño, fatiga constante y hasta enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple, artritis, etc.
Después de hacer el breathwork, pasamos al ice bath.
Vi a varias personas entrar en terror y pánico al entrar al agua. Veías a personas gritar: "¡No, no, no!", "¡No puedo, adiós!", "¡Ya sáquenme!", "¡Me duele!", sin haber estado ni 10 segundos en el agua.
No sabía qué esperar de mí misma.
Llegó mi turno y entré al agua helada de 3°C hasta el cuello. En el momento, sentí el dichoso shock y todo mi cuerpo me dolió en un instante.
Mi respiración aumentó, mi corazón se aceleró, y sentí las ganas de entrar en pánico y huir de la situación lo más rápido posible.
Pero no, era mi momento de tomar control de mi mente y mi cuerpo.
Comencé a respirar súper profundo, cada vez más controlado y más lento. Mi cuerpo se fue durmiendo y se fue relajando. El frío seguía y la incomodidad estaba ahí, pero mi mente y mi cuerpo estaban concentrados en mi respiración y en la sensación de traerle paz a cada centímetro de mi ser.
Cerré los ojos y literalmente dejé de escuchar todo lo que pasaba a mi alrededor.
Estaba yo conmigo misma, consciente de todos mis sistemas: mi mente, mi corazón, pulmones, piel, articulaciones, músculos. Conecté completamente con TODO mi ser.
Sin darme cuenta, me contaron "3 minutos". Y pude salir del agua, calmada y sin prisas.
No sentía frío porque mi cuerpo completo no se sentía; estaba totalmente dormido por el frío.
Me sentí tan orgullosa de mi poder de control, tan asombrada de la conexión que pude tener con cada parte de mí.
Tal vez, para otras personas que ya lo hayan hecho, no fue tan impactante ni tan importante, pero yo sentí que una versión de mí entró a esa tina y otra completamente nueva salió.
Una yo más segura, más completa, más consciente y, sobre todo, una yo más en paz y conciliada consigo misma.
"Qué bendición este cuerpo y todo lo que puede hacer, qué mágico poder estar completamente en sincronía con él", fueron mis pensamientos del resto del día post ice bath.
Espero que este blog post te contagie las ganas de intentarlo y que cuando estés ahí, entre los hielos y el agua fría, te acuerdes de mí y te abras a sentirlo todo, a controlar tu respiración y a reconectar con tu mente y tu cuerpo.
Te deseo que sea una experiencia mágica.
Si ya has hecho algún ice bath o breathwork, platícanos tu experiencia. Nos encanta leerte.
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